Little Boy, James Benning
Con frecuencia me sucede que necesito tiempo antes de conversar sobre una película que acabo de ver. Además tengo un don natural para la dispersión. Una película es, en esencia, un viaje hacia muchas direcciones que conectan —o no— con mi experiencia, según el mundo que interprete o sienta: el mío, o el que me es prestado a través de los demás.
Una experiencia que también es un cuerpo, pues el cine es cuerpo.
Uno que se desvanece con el calor sofocante de Cartagena. Uno que, pese a ese bochorno, se abraza a otros cuerpos.
Estar en una sala de cine es habitar ese sueño y eso me basta para no dormir. Mi relación con ese espacio es dispersa y solitaria. Como la vida. Como el amor.
Pero incluso desde esa soledad insisto en mirar. Y, a veces, en escribir. Como quien anota un sueño antes de que se borre.
ANDARIEGA _ Raúl Soto
Película obrera.
Andar es cuidar,
cuidar es resistir,
como la vida misma —la de las mujeres—.
La montaña contiene un cuerpo:
cuerpo-fuerza,
cuerpo-baile,
cuerpo-diario.
Un territorio libre, no siempre seguro,
por el que la andariega se funde en su deseo.
LITTLE BOY _ James Benning
Las manos: materia prima que construye el mito de una nación y moldea una ironía que arde despacio.
Desde los márgenes, una desgastada “América”,
Un país que se inventa a sí mismo mientras destruye.
Miniaturas y palabras contenidas.
El cine es una grieta.
Un intento por provocar el pensamiento,
una manera de mirar el futuro desde la ruina.
Benning no grita.
Deja que la forma hable.
Nos invita a leer entre líneas,
a encontrar en el montaje el mapa de una historia no oficial.
FORENSES – Federico Atehortúa
El fuera de campo define el país.
El cuerpo ausente es también un territorio fértil
donde emergen otras formas de representación.
Hay fantasmas en cada rincón de este, el cuerpo desaparecido que todos llevamos dentro.
La imagen no muestra: invoca, recrea y convoca,
rastrea lo que queda entre el dolor y la evidencia.
Una geografía del no-lugar, desde la cual podemos, al fin, mirarnos.
«Un mapa del mundo que no incluya Utopía ni siquiera merece mirarse…»
Quizá por eso, desde el cuerpo ausente, nos atrevemos a imaginar.
TARDES DE SOLEDAD_Albert Serra
Estética de la muerte.
Estética del sexo.
La bestia es seducida, dominada.
Y, sin embargo, también arrastra al torero.
Su cuerpo ya no le pertenece:
es guiado por un ritual más fuerte
que su propia pulsión de muerte.
Todo lo envuelve una coreografía
de soledades masculinas
que no se tocan,
pero se vigilan,
se desean.
BOGANCLOCH_ Ben Rivers
Viento y nieve
acompañan la soledad.
La bruma abraza un bosque y, en él, construir una casa se parece a la libertad.
Hay caminatas sin destino,
Siestas sobre piedras, un rayo de sol que ilumina la piel.
Rutinas que resisten al tiempo.
Una canción que es un mantra sobre la vida y la muerte, arde como hoguera entre la penumbra.
El hombre, desnudo,
se funde con los árboles.
Viejo, sereno,
tan alto como el último plano le permita.
Entre el sueño y el rito,
la vida encuentra su forma más simple.
Y más sagrada.