Todos tenemos un espíritu de jaguar que al despertar nos hace abandonar la condición humana para devenir animal. El abandono del cuerpo y del ser humano será doloroso e incomprensible, más traerá la liberación de la palabra.
Canuto, un integrante de la comunidad indígena Mbyá-Guaraní, de Brasil, se convirtió en jaguar. Su transformación se manifestó en la adultez, aunque desde niño mostraba gran interés por la caza de pájaros y pasaba largo tiempo en el monte. Ya con familia e hijos, su carácter se fue enrareciendo, alguien lo vio caminando en cuatro patas, otro dice que pasaba días sin bañarse; cuentan que desaparecía y volvía en las noches; lo vieron errando por la aldea diciendo cosas sin sentido. Su comportamiento alteró a la comunidad y decidió intervenir. Canuto fue cazado y apareció muerto, transformado en jaguar.
Ariel Kuaray Ortega, cacique de la comunidad, junto a Ernesto de Carvalho y un grupo de jóvenes, hacen una película sobre la transmutación “Jepotá” de Canuto en animal. En el proceso, el cine se convierte en una práctica de mediación para la representación y la transmisión. En un ejercicio colectivo de memoria y recreación de la historia, toda la comunidad participa en la realización de la película. El relato de los mayores, testigos del suceso, ofrece una versión oral de lo que le sucedió a Canuto. Otros pobladores interpretan los diversos roles del film y encarnan a sus ancestros. Cada una de las etapas de la realización cinematográfica se revela como una forma de apropiación del relato para la comunidad.
La transformación de Canuto es una puesta en abismo: un documental que contiene la historia de la realización del documental. De este modo, en el camino de hacer una película sobre la historia de Canuto, se hace un documental sobre la propia comunidad. Y en ese juego de espejos de recreación colectiva del mito, se establece un modo de hacer cine. Así como Canuto se despoja de su forma humana, el cine también transmuta; se despoja de la construcción de un autor para convertirse en juego, en engranaje y proyecto colectivo. Es un cine que asume la realización de forma lúdica, cercana a lo táctil, a lo intuitivo, lo sensorial y lo espiritual. La película no transcurre en un tiempo lineal en el que una cosa sucede a la otra, sino en un tiempo de simultaneidades. Mientras ocurre el proceso de filmación de la historia de Canuto, transcurre la vida en la comunidad: hay muertes y nacimientos, se construyen casas y se comparten comidas. Poco a poco, ambas dimensiones desembocan en un mismo transcurrir y la recreación se funde en las prácticas cotidianas. Sin ignorar el hecho de estar siendo filmados, entre los pobladores-actores surge la espontaneidad ante la cámara y se mezclan e intercambian los roles de la ficción y los de la vida fuera de la misma. En un acto de atención y escucha ante lo que va sucediendo en el rodaje, se establece un diálogo con lo que acontece en la comunidad. Hay entonces momentos en que ambos se entrelazan y emerge la maravilla, lo incomprensible y asombroso.
En la personificación de los ancestros, en el interpretar y verse en pantalla, se desarrollan acciones simbólicas. El cine se plantea como medio para la autorepresentación, la reapropiación de los relatos y la creación de nuevas narrativas para la comunidad. Las fronteras entre lo real y la ficción se vuelven difusas, surgen otras formas de narrar y se establece un tipo de relacionamiento cooperativo tanto con los materiales como entre los participantes del rodaje. Así, el documental expone cómo los medios de producción influyen en el aspecto formal de la película. Las relaciones de amistad y la realización sustentada en el trabajo conjunto se convierten en parte constitutiva del resultado final. A medida que avanza, el documental cede el control sobre la narración, sobre la comprensión de lo que le pasó a Canuto, sobre la interpretación de los actores.
Ernesto De Carvalho, codirector de La transformación de Canuto con Ariel Kuaray, ha trabajado durante años con tribus indígenas, como parte de Vídeo nas Aldeias (Video en las Aldeas). Este proyecto, precursor en la producción audiovisual indígena en Brasil, es una referencia de cine colectivo. Desde 1986, Vídeo nas Aldeias promueve en las comunidades el audiovisual como medio de creación colectiva para el fortalecimiento de las identidades y la transmisión del patrimonio cultural. Llevando equipamiento de proyección y filmación, la iniciativa fue creciendo hasta convertirse en un centro de producción y una escuela de formación audiovisual para los pueblos indígenas. Hoy en día es una ONG independiente que cuenta con una colección de más de setenta películas cuya esencia es la producción colectiva. La transformación de Canuto tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), donde se llevó el premio a la mejor película en la Competencia Envision y el premio a la contribución artística.
Apartado del exotismo y la romantización de las comunidades que, en ocasiones, se espera del cine indígena, el documental aborda diversas temáticas. Dentro de la historia hay menciones a la colonización, a la falta de infraestructura, a la lucha por el territorio, a la apropiación de tierras y los abusos de los militares. Un personaje importante es el médico que visitó la comunidad durante los años de la transformación de Canuto. Profundamente inquieto por lo que escuchaba, exigía ver el cuerpo-jaguar de Canuto, algo a lo que nunca pudo acceder por decisión de la aldea. El cacique de la comunidad le dice al médico: “Aunque se lo mostrara, usted no lo lograría ver”. A su necesidad de evidencia, de cuerpo, de materia para ver, examinar, catalogar y entender semejante metamorfosis, al médico no le bastaba la palabra. La colonización pasa por la apropiación de los relatos, de los mitos y las maneras de narrarlos. Para el pensamiento científico el misterio no existe y para la aldea el misterio es parte de lo real; la fantasía es, circula, vive, late. Canuto se transformó en jaguar.
En su componente político el documental cuestiona al cine mismo, la realización y sus modos de producción. Plantea un proceso en el que el cine se incorpora a la vida local. El proceso colectivo de producción de La transformación de Canuto permite a la comunidad la creación de una representación propia. En este sentido, el cine se proyecta como un mecanismo de restitución simbólica de la historia que fue fracturada por la colonización. Esta obra manifiesta también una inquietud vibrante sobre las formas en que es posible reinventar el cine.