¿Por qué clásicos? Porque allí empezó todo –o casi todo–: la comprensión de la realidad y sus testimonios según la mirada de los pioneros para revelar el mundo y sus misterios; un legado que aún no termina.

Duel au pistolet (Gabriel Veyre, 1896)

Fighting With Our Boys in Cuba (Blackton & Smith, 1898)

The Life of an American Fireman (Edwin S. Porter, 1903)

Electrocuting an Elephant (Edwin Porter o Jacob Blair, 1903)

El drama del 15 de octubre (Di Domenico, 1915)

El hombre de la cámara (Vertov, 1929)

Las Hurdes (Buñuel, 1932)

El triunfo de la voluntad (Riefenstahl, 1935)

L’Hippocampe (Painlevé, 1934)

The Spanish Earth (Ivens, 1937)